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Un viaje por Praga y Dresde, con cata de cervezas incluida

La belleza y patrimonio artístico de Praga hacen de la capital checa un destino muy apreciado para turistas, pero también para el sector MICE. Por eso, cuando RENAULT decidió premiar a sus mejores Agencias y Servicio con un incentivo, CWT Meetings & Events propuso un viaje de varios días a este destino.

A orillas del río Moldava llegaron en fechas consecutivas del mes de abril dos grupos (uno de 100 personas y el otro de 90), integrados por los Agentes y Servicio RENAULT ganadores y sus acompañantes, dispuestos a conocer todos los rincones de la ciudad.

Tras alojarse en el elegante hotel de estilo neoclásico Carlo IV, los participantes hicieron su primera incursión por la ciudad, para ubicarse en ella y poder apreciar la belleza de sus callejuelas y edificios. Después del paseo, la cena se celebró en el restaurante Marina, con sus impresionantes vistas al Castillo de Praga y al emblemático Puente de Carlos. Durante la cena, los asistentes pudieron disfrutar del sabroso menú y una buena cerveza (pivo, como dicen los checos) del país. Y es que una de las características del viaje fue que los participantes pudieron catar distintos tipos de cervezas autóctonas durante su visita. En esta ocasión, la marca elegida fue Staropramen, la primera fábrica de cerveza industrializada que se posicionó en Praga. Con una tradición que data de 1869, esta ‘rubia’ contiene lúpulo checo, el de mayor calidad del mundo.

El segundo día permitió a los participantes visitar el Castillo de Praga y callejear por el emblemático Barrio Judío. La cervecería U Fleků, fundada en 1499, es la más antigua de la ciudad y probablemente de todo Centroeuropa. En ella los asistentes repusieron fuerzas con una comida típica, que incluía, entre otras delicias, la tradicional sopa de patatas con setas y cerveza negra tipo lager de elaboración propia.

Después de hacer uso de unas horas de tiempo libre, el grupo se acomodó en un tranvía, animado por la música de varios acordeonistas, para acudir a la cena en el restaurante Villa Richter. En esta ocasión y dado que el local se encuentra en los viñedos de San Wescenlao, los más antiguos de Bohemia y reconocidos por la calidad de sus caldos, la cena se maridó con vinos propios, dejando por una vez de lado la cata de cerveza.

Un valor añadido de la capital checa es su relativa cercanía a otros grandes destinos europeos en Alemania y Austria. Por eso, el tercer día de este viaje de incentivo llevó a sus participantes hasta la ciudad de Dresde, a unas dos horas en autobús desde Praga. A pesar de que la ciudad sufrió un devastador bombardeo durante la II Guerra Mundial, el reconstruido casco antiguo, sus excelentes museos y edificios emblemáticos son dignos de una visita. El almuerzo se celebró en uno de los pocos lugares que sobrevivieron a la destrucción de la guerra: el restaurante Pulverturm (Torre de la pólvora). En esta ocasión, la cerveza elegida fue Radeberger, una pilsner sajona realizada a partir de malta y agua de baja duración, con un proceso de baja fermentación.

Ya de vuelta en la capital checa y después de disfrutar de tiempo libre durante su última tarde en la ciudad, los asistentes se reunieron en el restaurante Francouszka, ubicado junto a la Casa Municipal de estilo modernista, para asistir a la cena de despedida. Además del delicioso menú, en esta ocasión la cerveza degustada fue la Pilsner Urquell, una de las mejores del mundo y la más conocida de la República Checa. Tras la cena, los participantes continuaron la fiesta y se despidieron así a lo grande de la ciudad, para dejarla al día siguiente de regreso a sus hogares.